sábado, 4 de junio de 2011

¿Virginidad?. No, gracias.

Ayer cenando con unos amigos y los padres de ellos salió sobre la mesa el tema de la virginidad y el matrimonio. La cena acabó mal... no mal del todo, pero los padres de mis amigos no dejaráin sus nietos a mi cargo ni diez minutos. Estupendo.

Hubo un comentario de la señora suegra de mi amigo que rezaba más o menos lo siguiente:
"Eki, ahora que tienes una hija, no te gustaría que ésta llegara virgen al matrimonio?".
Tras tener que limpiar las gafas de mi amigo que se sentaba delante de mí, le contesté que no.
Y es cierto. Quiero que mi hija tenga, si así lo decide, una vida sexual sana, culta y lo más agradable posible. Que disfrute de su sexualidad como algo natural en su vida adulta.
Quiera o no quiera su padre, ella empezará a tontear con 13, 14 ó 15 años. Tendrá dudas y querrá experimentar. Las prohibiciones son malas compañeras para un adolescente (para mi lo fueron, por lo menos). Simplemente quiero ser lo suficientemente hábil como para cuando mi hija empiece a tener dudas y curiosidad, sepa que yo estaré a su lado. Con eso me conformo.

Y a nivel personal, una vez tuve la desgracia de tener que acostarme con una virgen. Y lo hice por curisosidad, por morbo y por poder contárselo a mis amigos (sí, sí, igual que estoy haciendo ahora de contárselo a uds). En fin, que no. Que nunca más. Que momento más aburrido, por Marx. No tengo vocación pedagógica. Lo siento. Siempre las he preferido lo más libertinas (2ª acepción del vocablo, no se me confundan ahora) posible.
Abrazos

1 comentario:

  1. Voy a romper una lanza a favor de los/as vírgenes: todos en algún momento de nuestra vida hemos pasado por ese estado : )

    Ahora hablando más en serio, ¿por qué carajo nunca preguntan si uno quisiera que su hijo llegara virgen al matrimonio en lugar de que llegara su hija?

    En fin, lo que realmente pienso es que cada uno debe elegir su camino acorde con sus ideas, y aquel que quiera llegar virgen al matrimonio que llegue, y aquel que no quiera que no lo haga, pero siempre partiendo de una decisión personal, no de una decisión inculcada por terceros.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar