viernes, 25 de febrero de 2011

LOS RECUERDOS


Como quien no tiene nada que decir, callo entre tus miradas alargadas. No debo expresarlo; tu y yo lo sabemos. Mi silencio supondrá la salvación de todo aquello que nos prometimos, de todo aquello por lo cual vale la pena luchar. Es la única manera de tenernos, de poseernos. Sabes que sólo puede ser así. La única forma en la que podemos y debemos amarnos es a traves de nuestras pausas, de nuestras ausencias... a traves de los vacíos que provoca la distancia. Salvemos aquello que sólo puede salvarse tras una despedida: los recuerdos.

1 de julio de 2001 (De la serie Autocrónicas)

jueves, 24 de febrero de 2011

Impureza Blanca


Ruge el cielo de tu sexo
y calla el sentido, mío.
No debo penetrar en las fauces del deseo imaginado.
Jadean las rimas desconcentradas.
Pienso en mí.
Tú te vas, regresas.
El origen de los primeros pasos taconean en la nada.
Rompen silencios imaginados.
Jadeas.
Es inexistencia pura, blanca.
Cilindro en billete de veinte.
Amargura en los senos.
Viento en los ojos.

¡Cállense!.
El recuerdo aparece...
que no nos vea.

viernes, 18 de febrero de 2011

Carta para Eki...


No tengo ganas de nada. Es uno de esos días (pocos en mi vida afortunadamente) en la que no me apetece crear. Que no siento las ganas por vivir momentos especiales. De hecho, estas líneas son un autocastigo que me he impuesto por sentirme así.

A nivel profesional las cosas no van bien en mi empresa. Somos vícitmas de la crisis. No entran ventas cuando debería ser uno de los momentos álgidos del año. Eso significa que pronto seremos un barco a la deriva.

A nivel personal no estoy centrado. Sólo siento la necesidad por aislarme por refugiarme, por encerrarme en mi mismo y de participar poco de la vida. Tengo cerca tres seres fantásticos; tres seres que me lo dan todo y que en buena parte, dependen de mí. Hago todo lo posible para que no les falte nada y hasta la fecha, lo consigo. Pero debo adelantarme al futuro para que este hecho no cambie. Y, lo más importante, debo adelantarme al presente y modificar mis hábitos y mis actitudes hacia ellos. No puedo permitirme este aislamiento. Debo reconducir mi actitud hacia mi familia y renegociar conmigo mismo la aptitud. Debo hacerlo por ellos y por mi.

A parte de los proyectos de mejora, debo también encontrar un punto de despegue. Me queda mucha vida y no debería permitirme dejarla pasar ahora que estoy en plenitud física y psíquica. Lo tengo todo y parece que lo valoro poco. Y no es así. Amo a los míos con toda mi fuerza, que es mucha… pero no se lo demuestro lo suficiente y, por tanto, eso no es amar de puertas hacia fuera. Enmascaro todos mis sentimientos excepto los que debería colocar detrás de la máscara. No he sabido nunca convivir con otros; pero no creo que sea por una cuestión de incapacidad, tan sólo pura y dura vaguería. Y REPITO... eso no es amar, querido Ekilibrio.

sábado, 5 de febrero de 2011

El maleficio de la duda (Ariel Capone)

Me encanta la sensación de descubrimiento. Y es la sensación que tengo tras leer algo más de 200 páginas de esta novela. Con lo leído hasta el momento tengo suficiente para estar más que satisfecho. Igual de aquí al final se estropea y Ariel la caga (espero que no); pero hasta ahora, solo tengo que palabras de excelencia hacia el maleficio (y ya me jode porque me encanta despotricar sobre autores y libros).
En fin, que mi megáfono es pequeñito pero quiero gritar que no sería recomendable no leer "El maleficio de la duda" de Ariel Capone.... y lo bien que quedaréis con vuestros coleguitas de cenas diciendo yo a este tipo lo descubrí cuando nadie lo conocía y ya lo veía de venir...

14/02/2011
¡¡¡Terminado!!!.

Ha sido un placer meterme en el mundo imaginativo de Capone.
Sin duda alguna Ariel domina el mundo de las descripciones. Son cortas y abundantes y están realmente bien logradas. Se introducen en los ojos del lector como puñales y son devastadoras. Es sin duda, junto al hilo conductor de la historia, lo mejor del libro.

No ahonda en la psiquis de los personajes – excepto en la del narrador/protagonista. Y además utiliza muy pocos artistas invitados. Aquellos que se pirren por las novelas corales, no es esta su novela. Todo gira alrededor del cerebro del prota (Bastian) y consigue que entendamos su escala de valores (y que la compartamos) a pesar que a priori pertenecen a un mundo excluido socialmente. Y lleva tan allá esta apuesta que hasta podríamos decir que el final se ata a esa dependencia de valores denostados.

Capone propone juegos y él está en la partida constantemente. Es un crack para interrelacionarse con el lector. Por momentos parece que estemos navegando sobre partes biográficas o por raíles de metarrealidad y, de repente, todo puede cambiar para meternos de lleno en una veloz secuencia de acciones “mágicas” (él me dijo realismo mágico; pero en menos dosis dentro de mi paranormal mundo de las espectativas).

Debo avisar a navegantes: el final es complicado por su sencillez. Para unos puede ser un final abierto, para otros un final incomprensible y para el otro segmento de esta sesuda sesión estadística, un final cerrado a cal y canto. Yo he detectado algún hilo (pocos y pequeños) mal resuelto. Pero que en nada entorpece al “rollito” de la historia. También es cierto que Ariel se metió en un berenjenal de agárrate y no te menees y ya me hubiera gustado ver a algún primer espada salir ileso de esa trama.

Por penúltimo: sin duda alguna,para aquellos que alguna vez pensamos que podíamos escribir algo similar a una novela y para aquellos otros que ya lo hayan hecho, esta novela debe ser leída. Existen constantes guiños al paranoico mundo del cerebro de un escritor.

Y por último: En un mismo párrafo te puedes morir de la risa en un momento determinado para a renglón seguido, tener que apretar el culo porque te metes en una escena terrorífica de lleno… y no hay cojuevos de escaparse.

Felicidades Ariel. Espero leerte en breve. Apuntas muy alto, tío. Muy alto!!!.

Un placer.