lunes, 2 de marzo de 2009

Perdón por el retraso...


Tengo un poco abandonado este espacio. Lo cierto es que no tengo excusa.
Hoy he vuelto a escribir unos versos. Hacía tiempo que no lo hacía. Me ha gustado hacerlo.

GOLPES EN LA PUERTA

Pierdo el tiempo entre los silencios
de tu boca y mis deseos de oirte.
Cuando no hablas, invento tus palabras,
cuando tus labios se mueven,
imagino y yerro el significado.

¡Golpes en la puerta!
No cierro nunca, puedes pasar.

Es tremenda la fuerza dibujada
en los golpes: uno, otro, otro más...
Tan tremenda tragedia
y sólo precisa de un segundo
para sacudirla del recuerdo:
La puerta se abre con un gesto
educado, sutil, sencillo y amable.

Se mantiene cerrada.

Los golpes no piden permiso.
Tan sólo son avisos.
No cierro nunca, puedes pasar.
Más golpes, muchos más,
silencio en tu boca, deseos erróneos,
rostro desfigurado.

2 comentarios:

  1. "No cierro nunca, puedes pasar." Qué incondicional suena esta frase, y cuanta belleza debido a la incondicionalidad, y, sin embargo, qué bofetada recibe una cuando llega a: "Se mantiene cerrada."
    Me gusta muy mucho la contradicción que yo encuentro en este poema, la haya o no.

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  2. anda la madre que me trajo... gran honor para mí su visita.

    Abrazos

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