
En algunos lugares llueve en estos momentos. En otros no. Posiblemente uno quiera estar donde no puede en ese instante. O tal vez sí está en el lugar deseado. Ocurre lo mismo con las palabras... a veces decimos las cosas que deberíamos callar... y callamos las que desearíamos gritar.
viernes, 25 de febrero de 2011
LOS RECUERDOS

jueves, 24 de febrero de 2011
Impureza Blanca

Ruge el cielo de tu sexo
viernes, 18 de febrero de 2011
Carta para Eki...

No tengo ganas de nada. Es uno de esos días (pocos en mi vida afortunadamente) en la que no me apetece crear. Que no siento las ganas por vivir momentos especiales. De hecho, estas líneas son un autocastigo que me he impuesto por sentirme así.
A nivel profesional las cosas no van bien en mi empresa. Somos vícitmas de la crisis. No entran ventas cuando debería ser uno de los momentos álgidos del año. Eso significa que pronto seremos un barco a la deriva.
A nivel personal no estoy centrado. Sólo siento la necesidad por aislarme por refugiarme, por encerrarme en mi mismo y de participar poco de la vida. Tengo cerca tres seres fantásticos; tres seres que me lo dan todo y que en buena parte, dependen de mí. Hago todo lo posible para que no les falte nada y hasta la fecha, lo consigo. Pero debo adelantarme al futuro para que este hecho no cambie. Y, lo más importante, debo adelantarme al presente y modificar mis hábitos y mis actitudes hacia ellos. No puedo permitirme este aislamiento. Debo reconducir mi actitud hacia mi familia y renegociar conmigo mismo la aptitud. Debo hacerlo por ellos y por mi.
A parte de los proyectos de mejora, debo también encontrar un punto de despegue. Me queda mucha vida y no debería permitirme dejarla pasar ahora que estoy en plenitud física y psíquica. Lo tengo todo y parece que lo valoro poco. Y no es así. Amo a los míos con toda mi fuerza, que es mucha… pero no se lo demuestro lo suficiente y, por tanto, eso no es amar de puertas hacia fuera. Enmascaro todos mis sentimientos excepto los que debería colocar detrás de la máscara. No he sabido nunca convivir con otros; pero no creo que sea por una cuestión de incapacidad, tan sólo pura y dura vaguería. Y REPITO... eso no es amar, querido Ekilibrio.
sábado, 5 de febrero de 2011
El maleficio de la duda (Ariel Capone)

Ha sido un placer meterme en el mundo imaginativo de Capone.
Sin duda alguna Ariel domina el mundo de las descripciones. Son cortas y abundantes y están realmente bien logradas. Se introducen en los ojos del lector como puñales y son devastadoras. Es sin duda, junto al hilo conductor de la historia, lo mejor del libro.
No ahonda en la psiquis de los personajes – excepto en la del narrador/protagonista. Y además utiliza muy pocos artistas invitados. Aquellos que se pirren por las novelas corales, no es esta su novela. Todo gira alrededor del cerebro del prota (Bastian) y consigue que entendamos su escala de valores (y que la compartamos) a pesar que a priori pertenecen a un mundo excluido socialmente. Y lleva tan allá esta apuesta que hasta podríamos decir que el final se ata a esa dependencia de valores denostados.
Capone propone juegos y él está en la partida constantemente. Es un crack para interrelacionarse con el lector. Por momentos parece que estemos navegando sobre partes biográficas o por raíles de metarrealidad y, de repente, todo puede cambiar para meternos de lleno en una veloz secuencia de acciones “mágicas” (él me dijo realismo mágico; pero en menos dosis dentro de mi paranormal mundo de las espectativas).
Debo avisar a navegantes: el final es complicado por su sencillez. Para unos puede ser un final abierto, para otros un final incomprensible y para el otro segmento de esta sesuda sesión estadística, un final cerrado a cal y canto. Yo he detectado algún hilo (pocos y pequeños) mal resuelto. Pero que en nada entorpece al “rollito” de la historia. También es cierto que Ariel se metió en un berenjenal de agárrate y no te menees y ya me hubiera gustado ver a algún primer espada salir ileso de esa trama.
Por penúltimo: sin duda alguna,para aquellos que alguna vez pensamos que podíamos escribir algo similar a una novela y para aquellos otros que ya lo hayan hecho, esta novela debe ser leída. Existen constantes guiños al paranoico mundo del cerebro de un escritor.
Y por último: En un mismo párrafo te puedes morir de la risa en un momento determinado para a renglón seguido, tener que apretar el culo porque te metes en una escena terrorífica de lleno… y no hay cojuevos de escaparse.
Felicidades Ariel. Espero leerte en breve. Apuntas muy alto, tío. Muy alto!!!.
Un placer.