Tengo un poco abandonado este espacio. Lo cierto es que no tengo excusa.
Hoy he vuelto a escribir unos versos. Hacía tiempo que no lo hacía. Me ha gustado hacerlo.
GOLPES EN LA PUERTA
Pierdo el tiempo entre los silencios
de tu boca y mis deseos de oirte.
Cuando no hablas, invento tus palabras,
cuando tus labios se mueven,
imagino y yerro el significado.
¡Golpes en la puerta!
No cierro nunca, puedes pasar.
Es tremenda la fuerza dibujada
en los golpes: uno, otro, otro más...
Tan tremenda tragedia
y sólo precisa de un segundo
para sacudirla del recuerdo:
La puerta se abre con un gesto
educado, sutil, sencillo y amable.
Se mantiene cerrada.
Los golpes no piden permiso.
Tan sólo son avisos.
No cierro nunca, puedes pasar.
Más golpes, muchos más,
silencio en tu boca, deseos erróneos,
rostro desfigurado.
Hoy he vuelto a escribir unos versos. Hacía tiempo que no lo hacía. Me ha gustado hacerlo.
GOLPES EN LA PUERTA
Pierdo el tiempo entre los silencios
de tu boca y mis deseos de oirte.
Cuando no hablas, invento tus palabras,
cuando tus labios se mueven,
imagino y yerro el significado.
¡Golpes en la puerta!
No cierro nunca, puedes pasar.
Es tremenda la fuerza dibujada
en los golpes: uno, otro, otro más...
Tan tremenda tragedia
y sólo precisa de un segundo
para sacudirla del recuerdo:
La puerta se abre con un gesto
educado, sutil, sencillo y amable.
Se mantiene cerrada.
Los golpes no piden permiso.
Tan sólo son avisos.
No cierro nunca, puedes pasar.
Más golpes, muchos más,
silencio en tu boca, deseos erróneos,
rostro desfigurado.
"No cierro nunca, puedes pasar." Qué incondicional suena esta frase, y cuanta belleza debido a la incondicionalidad, y, sin embargo, qué bofetada recibe una cuando llega a: "Se mantiene cerrada."
ResponderEliminarMe gusta muy mucho la contradicción que yo encuentro en este poema, la haya o no.
anda la madre que me trajo... gran honor para mí su visita.
ResponderEliminarAbrazos