El sueño de los culpaples
reside en el gesto,
en la mirada de ojos callados,
en el verso erróneo...
Duermes,
alzas la cabeza,
ladera quebradiza, verde y amarilla...
es domingo de redención,
sexo cerrado, cristales rotos.
No viví lo suficiente
para repetir los equívocos en el círculo,
roto, quebrado, ausente...
Rectas paralelas... besos en otra boca.
No llegaron más silencios;
no hicieron falta...
el estruendo del cantero
en tu lápida lo calló todo,
casi sin tus gritos en mi cabeza...
adverbio vengativo.
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